Desde hace más de cuatro décadas funciona en Plaza Italia, en la plazoleta de Avenida Santa Fe entre Thames y Uriarte, una feria de libros usados. La “feria grande” —la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires— todavía se hacía en el viejo Centro Municipal de Exposiciones, atrás de la Facultad de Arquitectura, y estos libreros ya estaban aquí, atendiendo de 10 a 21.
La Feria de Plaza Italia tiene unos veinte puestos, aunque no todos están activos, y es tan tradicional como la de Parque Rivadavia. Sólo que aquella otra se fue diversificando y, además de libros, también se venden revistas, discos, programas de computación, figuritas, etc.
Era habitual ver en cada comienzo del ciclo lectivo a muchos estudiantes —yo, uno de ellos— yendo a comprar manuales y a vender los del año anterior. “¿Cuánto me cobrás el de Historia? Si te compro el de Matemáticas, ¿a cuánto me tomás el de Cívica?”. Era un mercado persa donde el precio se calculaba semblanteando al cliente, con la regla tácita de que el que dice último el precio ríe mejor.
Con la aparición de Mercado Libre, los libreros de Plaza Italia perdieron un poco el brillo. Aunque ellos —como los de Parque Rivadavia, los de la avenida Corrientes y también muchas librerías— venden a través de esa plataforma.
“Pero siempre que hay un evento en la Rural”, dice Leandro del puesto Los Siete Locos, “nos visita más gente. Bueno, cuando hay una exposición de tractores no pasa, pero en general tenemos un movimiento estable todo el año. Ahora, hay muchos más”.
Son las ocho de la noche de un día de semana y varios puestos han comenzado a preparar el cierre del día, pero todavía hay lectores que miran entre las pilas de libros acomodados en la vereda, en caballetes, en las puertas de cada puesto. Es que enfrente, en La Rural, está sucediendo la “feria grande” —los libreros de Plaza Italia evitan la palabra “feria” y dicen “ellos” o “ahí”— y, aunque esta edición ha tenido menor asistencia a la de años anteriores, y entonces los salen de ahí se quedan buscando libros acá.
“Vení”, dice Pablo, uno de los libreros más antiguos de la feria, “parate acá más cerca, que soy sordo”. Uno no puede evitar la idea de que la pérdida de audición está relacionada con los bocinazos y los motores de los colectivos que pasan permanentemente. Desde que se buscó mejorar el tránsito de la zona, la feria quedó atrapada entre las dársenas del Metrobús.
—Sí, viene más gente —dice Pablo en coincidencia con su colega—. Yo diría que viene un 50% más que en el resto del año. Pero eso no significa que haya más ventas.
La diferencia sustancial está en el precio: mientras el ticket promedio en la Feria es de alrededor de 25.000$, en Plaza Italia los precios varían entre cinco y quince mil pesos. “En general”, dice Gabriel de Maiden, “lo que más se pide son los libros en oferta y los clásicos que salen por editoriales de bajo costo”.
El lunes 13 de mayo cierra la 48° edición de la Feria del Libro. Pero la Feria de Plaza Italia seguirá abierta. Como todos los días. /// 50Libros