En el estudio de Alejandra López hay luces, telones de diferentes colores —azul, marrón, blanco, negro—, unas planchas para que rebote la luz, taburetes, sillas. “Mirame mucho”, dice para evitar que el fotografiado se ponga en piloto automático. Habla con voz tierna, pero firme. Propone posturas, gestos. Juega.
Una de las paredes está tapizada de fotos: músicos, actores, actrices, escritores. Piensen un nombre: seguro está en esa pared. Desde sus primeras colaboraciones en El porteño hasta el presente en que se ha convertido en una de las grandes retratistas del país, toda la cultura argentina estuvo delante de su cámara. Las fotos más icónicas de Natalia Oreiro, Juan Forn y Diana Bellessi son de ella.
Cómo sacar una buena foto
Esta semana, Ale López compartió en su cuenta de Instagram diez reglas en las que basa su trabajo, que aquí, con su autorización, reproducimos.
1. Los dos ejes en los que me apoyo para hacer un retrato son la iluminación y la relación con el retratado.
2. Para iluminar una cara, sólo hace falta una única fuente, como decía el maestro Saderman. Tenemos un solo sol para iluminar este mundo y funciona muy bien. Nunca mezclo luces en un rostro. Detesto el uso de contraluces o luces para el pelo (a menos que tengan una razón, como, por ejemplo, emular una luz de escenario o de época).
3. Busco que la iluminación señale algo, que no sea inocente. Pero sin ser rebuscada: huyo de los alardes en ese plano. Me parecen fútiles.
4. El sujeto nunca debe estar al servicio de la composición o la iluminación, sino todo lo contrario. Todos los elementos —color, encuadre, luz— deben partir de él y sus particularidades.
5. Siempre tengo una idea muy precisa de cómo voy a iluminar —y antes miro todas las fotos existentes de mi fotografiado si no lo conozco todavía—, pero estoy abierta a cambiar si algo no resulta.
6. Voy al encuentro de mi fotografiado con curiosidad: voy a conocer a alguien. Trato de que esa persona esté cómoda y confíe en mí. Si eso sucede, todo lo demás sucederá.
7. Elijo algo del sujeto que será determinante como punto de partida: la forma de la cabeza, las pecas, la manera en que se ríe, cómo usa las manos, el color del pelo. Cualquier cosa sirve para empezar a componer.
8. Busco que la pose sea orgánica. Puede ser extravagante o sencilla; lo único importante es que le pertenezca genuinamente al fotografiado.
9. Un retrato se hace de a dos. Es como bailar: yo sugiero un paso y el otro sigue mi ritmo o se va para otro lado. Y, en ese caso, lo empiezo a seguir yo a él.
10. Un retrato tiene que contar algo de alguien. Aunque sea mínima, esa narración es el alma de la foto. Mi mayor ambición es que en la imagen haya algo que no se contó antes. ///50Libros