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Néstor Frenkel y el inexplicable fenómeno detrás de «Un buen día»

Todos los viernes de julio y agosto, el Malba proyecta «Un buen día», de Nicolás Del Boca. La pregunta es por qué

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El trailer de «Un buen día»

Dos argentinos que viven en Long Beach, California, Manuel (Aníbal Silveyra) y Fabiana (Lucila Solá), se conocen como por arte de magia, se enamoran y pasan juntos el buen día del título. La idea fue de Enrique Torres, autor de algunas de las telenovelas más exitosas de la televisión argentina, lanzado aquí a escribir su primer guión de largometraje, una película que también marcará el debut como director cinematográfico, a sus 82 años, de Nicolás Del Boca, padre de Andrea.

La historia, que transcurre casi por completo en exteriores, muestra el largo diálogo entre los dos personajes protagónicos, podría describirse como el cruce entre Antes del amanecer, de Richard Linklater, y algún sketch de Alfredo Casero en Chachachá.

Un buen día se estrenó en Buenos Aires en noviembre de 2010, duró una semana en cartel. Antes de ser expulsada de las salas por Harry Potter y las reliquias de la muerte llevaba un promedio de 9 espectadores por función. Hasta ahí los datos fríos. Fríos como la noche de julio en la que se proyecta en el MALBA.

Pero eso está a punto de cambiar.

Aníbal Silveyra y Lucila Solá (entonces la novia de Al Pacino) en un fotograma de "Un buen día"
Aníbal Silveyra y Lucila Solá (entonces la novia de Al Pacino) en un fotograma de «Un buen día»

Por qué existe esta película

La sala está prácticamente llena, la copia es en 35mm y apenas empieza la proyección se desata entre el público una euforia que al neófito le resulta difícil de comprender.

¿Por qué hay espectadores que se ríen en momentos que no parecen haber sido concebidos a tal fin? ¿Por qué festejan a los gritos las sobreactuaciones de Fabiana? ¿Por qué aplauden como si fuese un gol cuando Manuel pronuncia algún parlamento? ¿Por qué el público conoce (y repite en voz alta) textos enteros de los personajes de memoria? ¿Por qué los personajes pasan de un tema a otro, de una emoción a otra, tan caprichosamente de un modo casi infantil? ¿Por qué hablan como si se conocieran desde siempre o como extraviados en la ausencia de lógica? ¿Por qué Manuel le paga a un cantante de karaoke para que deje de cantar, en lugar de alejarse él unos metros y seguir hablando con Fabiana? ¿Por qué Fabiana se enoja súbitamente y se aleja de Manuel tantas veces con la misma facilidad con la que segundos después se reconcilia? Y la más curiosa de todas: ¿por qué mientras Manuel y Fabiana conversan en el andén de una estación de tranvía hay un personaje de remera anaranjada entre ellos, en segundo plano, tan extravagante como imposible de no ver? ¿Por qué el público canta en la sala como si fuese un partido de fútbol “el tiempo es todo el tiempo” (una de las frases icónicas de Manuel) sobre la melodía de “It’s a heartache”?

Todas estas preguntas son subsidiarias de un interrogante mayor: ¿por qué existe esta película?
Por suerte, Fernando Martín Peña, programador de la sala, armó una doble función, y después de Un buen día se puede ver Después de Un buen día, el documental que el genial Néstor Frenkel estrenó este año en el Bafici.

El trailer de «Después de un buen día»

Buenos y mejores días

El documental dialoga con la película, con el guionista Enrique Torres, con la familia Del Boca, con el protagonista Silveyra pero, sobre todo, le da entidad y visibilidad al fandom que hizo de “Un buen día” el fenómeno de culto que es hoy. El Grupo de Apreciación de Un buen día es un conjunto heterogéneo de artistas, críticos, actores y fans en general que durante los años posteriores al estreno de la película llevó adelante proyecciones alternativas (después de una fallida convocatoria a una marcha para que la repusieran en la cartelera oficial), convenciones, cosplays, debates y análisis de todo tipo de la historia de Manuel y Fabiana.

Para coronar esa veneración, el grupo produjo y montó una nueva versión de Un buen día, copiada plano por plano de la original (como hiciera Gus Van Sant con “Psicosis”, de Hitchcock), pero usando diferentes técnicas audiovisuales que van desde la actuación convencional hasta la animación 2D y 3D, el stop motion con plastilina, el doblaje, el collage de imágenes de archivo, etc. Un producto insólito y original, un acto de amor genuino que hoy puede verse de manera gratuita en YouTube.

Catorce años después de su estreno discreto, el doble programa del MALBA completa el sentido de Un buen día, la despega de su fallida historia oficial y la enmarca en el verdadero viaje de una obra de arte, vivada y llevada en andas por un público devoto y activo.

La película y el documental pueden verse, juntas en doble programa (sugerido) o por separado, los viernes de julio y agosto en el MALBA, Av. Figueroa Alcorta 3415, CABA. Un buen día a las 20 y Después de Un buen día a las 22. ///50Libros


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