“Para Adolfo, el inteligente, el sensible, el noble, el talentoso, el valiente, el querido Adolfo. Con mi profundo afecto que solo varía para aumentar”. Con una letra pálida azul oscuro, esta dedicatoria hermosamente hiperbólica a Bioy Casares aparece en un ejemplar de Espacios métricos, aunque en lugar de Silvina Ocampo, la autora firma “Silvinita”. No hay fecha, pero es de la primera edición que salió en Sur: de 1945. Para entonces hacía cinco años que se habían casado. Y, siempre cabe señalar, Silvinita le llevaba once a Adolfo.
El libro de Ocampo es uno de los setenta que la Biblioteca Nacional seleccionó para la muestra “La letra intensa”, que, desde el próximo jueves 8 de agosto se exhibirá en las salas María Elena Walsh y Leopoldo Lugones. La exposición incluye volúmenes dedicados por Borges (a Silvina), Pizarnik (a Silvina), Sábato (a Bioy y Silvina), Walsh (a Jauretche), Lamborghini (a Puig), Piglia (a Rozitchner), pero también Thomas Mann (a Losada), Rubén Darío (a José Ingenieros) e Italo Calvino (a sus amigos argentinos). Son libros que correspondían a bibliotecas personales y hoy pertenecen al acervo de la Biblioteca. De hecho, los setenta libros son una selección muy reducida de los que hay en el tesoro, que son casi 10.000.
En una página en bastante mal estado de 45 días y 30 marineros se lee: “Para Jorge Luis Borges, único ubicador de todas las palabras. Antes frecuente en las noches con mucho cielo. Siempre frecuente en los nombres que quiero. Norah Lange, nov. 1933”.
Trazos apretados, dibujos a marcador, manchones de tinta china, caligramas: todo un inventario de curiosidades y rarezas que hablan de cierta intimidad, de cierta complicidad entre dedicantes y dedicados. “La dedicatoria de un libro”, escribió Borges en La cifra (1981), “es un acto mágico”. Borges no lo dice o no lo piensa, pero hay en este hecho un movimiento de restitución de la singularidad y el aura que, como tan famosamente dijo Walter Benjamin, se había perdido con la reproducción técnica. Los envíos —otra forma de llamar a este tipo de dedicatorias— comparten con los manuscritos el carácter de acontecimientos irrepetibles.
La exhibición viene acompañada por la publicación de un libro —que en versión digital está disponible de forma gratuita en la web de la Biblioteca— con imágenes de las dedicatorias y varios textos ensayísticos de Evelyn Galiazo y Mauro Haddad (coordinadores de la muestra), Matías Raia y Antonio Requeni. El libro es una belleza. Que tiene, además, la excepcional característica de lograr el equilibrio entre el componente académico, necesario para comprender todo lo que circula alrededor de las dedicatorias, y la emoción que provocan esas letras, esos dibujos. ///50Libros
Algunas dedicatorias
De Osvaldo Lamborghini para Manuel Puig en El fiord: “Para Manuel Puig, amigo de la palabra desen-frenada, Osvaldo Lamborghini”.
Dedicatoria María Laura Bombal para Jorge Luis Borges en La amortajada: “Georgie: Para ti este libro. Para ti sus pálidas violetas inodoras y su urgente escalofrío y sus flores de hueso. Y para ti ciertas orejitas de conejo —las más delicadas y tibias— y el carnaval de Adrogué, y la plaza tan húmeda y triste de Adrogué y la fatídica ‘noche del anillo’, con su plenilunio, su Estación Postal y su casa sin techos… ‘y en medio de nosotros iban como un dios’ y para ti aún hablan en el teléfono y todo Shakespeare en papel biblia con su ‘Alas poor ghost!’ y también para ti Greta Garbo con —a suivre— Gary Cooper y Miriam Hopkins con Colin Clive. Y para ti mi odio por Don Quijote, Laurel, Sancho Panza, Hardy, Franco, Hitler, [ilegible] y Malraux. Y aun así y por sobre todo mi admiración única, pura y sin reservas por ti ¡Oh, Jorge Luis Borges!, María Luisa Bombal. PD: olvidabas el tren de las 0.43”
De Estela Canto a Jorge Luis Borges en el libro Browning: Background and Conflict, de Francis Robinson G. Duckworth: “Lunes 6 Jueves 2 de agosto, lugar y hora (3 ½) habitual. Te siento intensamente, igualmente te quiero”.
De Roberto Juarroz para Alejandra Pizarnik en Segunda poesía vertical: “Para Alejandra, por su poesía y por su vida, por su presencia en el mundo al mismo tiempo que yo. Casi desde adentro suyo, Roberto. VI/63”.
De Rubén Darío para José Ingenieros en Cantos de vida y esperanza: los cisnes y otros poemas: “A mi viejo, querido y especial amigo Dr. Ingenieros, con la amistad de hace tanto tiempo. Rubén Darío, París-1905”.
De Rodolfo Walsh para Arturo Jauretche en Los oficios terrestres: “Para Arturo Jauretche, con admiración que viene del 45 y con la amistad que la continúa”.
De Honorio Bustos Domecq —seudónimo de Borges y Bioy Casares— para Victoria Ocampo, en Seis problemas para don Isidro Parodi: “A Victoria Ocampo, con la admiración plural de Bustos Domecq”.
De Antonio Di Benedetto a Dardo Cúneo en Zama: “A Dardo Cúneo, Para el poeta del ‘Soneto a un edificio de aluminio y cristal en el atardecer’ como testimonio de que ha captado esa otra faz del serio, preocupado, profundo ensayista y hombre público (viejo radar de la vida argentina)”.
De Ricardo Piglia a León Rozitchner en Crítica y ficción: “A León, más allá de las diferencias estéticas, los viejos afectos. Con un abrazo, [firma], 1986”.