Domingo por la tarde, todavía hay público —mucho público— en la Fed, pero empieza de a poco a ser el tiempo del balance: cómo se llegó a esta edición, cuáles fueron sus puntos fuertes, cuáles los débiles, qué hay que mejorar para la próxima edición. Porque está claro que la Fed ya se ganó un lugar en la agenda cultural y habrá próxima edición. El camino que comenzó trece años atrás en una modesta feria que se hizo en el hall de FM La Tribu hoy convoca a más de veinte mil personas —24.600, según los números oficiales— en el Complejo C Art Media.
Víctor Malumian es junto a Hernán López Winne uno de los hacedores de la editorial Godot y es también uno de los hacedores de la Fed. Hace años que viene pensando la industria con una mirada analítica que, de alguna forma, marca el camino del editor independiente actual: un profesional que tiende puentes hacia sus colegas, que plantea una visión “glolocal”, que considera que compartir datos con los demás es, antes que una debilidad, una osadía. Pasan los años y el espíritu del do it yourself sigue vivo.
—¿Encontraron el lugar de la Fed?
—Bueno, en el C nos reciben muy bien y nos gusta un montón. Tampoco es que haya muchas más opciones. Nosotros estamos contentos y el año que viene, si nos quieren volver a recibir, nosotros vamos a querer volver a venir.
—Cuando hicieron la Fed en el Konex, tenías en claro el momento en que las editoriales cruzaban el punto de equilibrio y empezaban a ganar plata. ¿Este año cómo lo ves?
—Hoy, antes de que se abra al público, pasé por unos treinta stands y en la gran mayoría me dijeron que estaban igual o arriba que el año pasado, lo cual nos pone muy contentos. Cuando armás la feria, trabajás con el corazón para que sea espectacular y después, capaz, viene menos gente o no compran. Lo que estamos viendo me parece un milagro, contemplando otras experiencias.
—¿Por qué se da esta burbuja? En la Feria grande, los números daban por abajo. En algunos casos muy por debajo.
—No lo sé; todo lo que uno puede arriesgar no puede tener mucha seriedad estadística. Pero, en general, el lector que viene a la feria es una persona que tiene al libro como consumo en un lugar muy alto. Entonces prefiere recortar en otro lado que en el libro. Si un café con leche y tres medialunas sale lo mismo que un libro barato, bueno, este lector va a preferir no tomar el café y comprar el libro. De hecho, más allá de que los números son muy buenos, otro de los comentarios típicos entre editores es que la segunda unidad está dificilísima, que es algo que ya nos venían diciendo los libreros. Antes un lector entraba a la librería en busca de un libro y vos le recomendabas otro y por ahí se llevaba dos o tres libros. Hoy se lleva uno solo.
—¿Cómo es el lector de una de la Fed? ¿Podés ubicarlo en el mapa?
—Hace cinco años hacemos encuestas con Alejandro Dujovne. Sabemos que el 50% de la gente que viene a la Fed no tiene hijos, que el 50% tienen casa propia, que el 95% está en la universidad o pasó por la universidad o está haciendo un posgrado. Los dos segmentos más grandes según la edad son 25 a 35 y 35 a 45.
—Es asombroso que hayan hecho el “buyer persona”.
—Que yo conozca, no hay eventos culturales del mundo del libro que lo hagan en Latinoamérica. Y, si lo hacen, lo guardan en privado. La Fed tiene una forma de comportarse que es muy consecuente. Entrás gratis porque no me interesa sacarte la plata por ese lado; quiero que compres libros. Si consigo un sponsor, te regalo un libro. Si consigo estos datos, los comparto. El listado de librerías que hicimos está online y se lo damos completo a los editores para que puedan ponerse en contacto. Nosotros creemos en la colaboración entre todos los eslabones del sector. La idea es recabar estos datos para pasarla. De hecho, hicimos un poquito más de zoom in en los prescriptores de libros: a quienes mencionan los lectores cuando vienen a buscar un libro. Lo que vemos es que hay un corrimiento importante hacia las firmas personales.
—¿Antes que los medios?
—Sí, y creo que eso explica un poco el advenimiento de los newsletters con nombre y apellido. La tapa de un diario no deja de ser la tapa de un diario. Todos queremos tenerla. Pero están tallando las marcas personales en redes sociales. Porque se juega todo el capital simbólico y la reputación de esa persona. Veremos qué resultados nos arroja la encuesta.
—¿Cuáles son los temas que están más presentes en la industria editorial?
—Yo estoy un poco sesgado por El destino de una caja, el libro que acabo de publicar con Gris Tormenta. Pero creo que los grandes temas de los próximos años van a ser el papel y la distribución. Hoy diría que el papel está en primer plano, sobre todo si hablamos del precio de los libros. Pero la distribución es un tema, porque hacer que la colocación de ejemplares sea eficaz requiere de una inteligencia, un cuidado y una dedicación que no siempre es posible, no siempre es rentable. En su momento, los agoreros de la muerte del libro en papel decían que el e-book iba a solucionar eso. El e-book me parece maravilloso, pero, igual que el audiolibro, es un soporte más. Va buscando y encontrando a sus lectores, pero el libro analógico sigue siendo la base de la pirámide de la facturación de cualquier editorial. Sea grande o chica.
—¿Se hacen tiradas más chicas?
—Ante el costo del papel, las facilidades técnicas, las velocidades de reimpresión y los niveles de venta, no creo que ningún editor esté dispuesto a tirar un poco de más. Al contrario, están todos dispuestos a tener un poco de menos y, cualquier cosa, se reimprime. Hay un refrán súper conocido en el rubro: es preferible perder algunas ventas que guardar una tirada completa en el depósito. Creo que esa es una tendencia, claramente. En el último trimestre del año pasado, donde el acumulado de la inflación daba algo así como 150%, se hizo un fuerte recorte en el cronograma de publicación de este año. Pero fueron dos recortes. Por un lado, si ibas a hacer doce títulos, ahora hacés siete u ocho. Y, por el otro lado, lo que recortás son los títulos más experimentales. No vas a recortar la segunda novela de un autor que ya sabés que tiene un piso de venta.
—Yo hice un índice de precios, que le puse Índice Borges, porque tomo como base el precio de Ficciones. El año pasado el precio del libro se disparó con la inflación, pero, ahora, en los últimos meses, casi se mantuvo sin cambios.
—Eso tiene una explicación y es que los presupuestos de imprenta estuvieron yendo un poco mejor. De hecho, la pregunta de fondo es cómo se ajusta el resto del catálogo a eso. Los libros impresos en el período que hablábamos antes tienen los precios en torno a esos costos de imprenta y, entonces, van a ser muy problemáticos a nivel de PVP (precio de venta al público). Pero, si algún editor indexaba todo su todo su catálogo por un índice de inflación de libros que ya habían sido impresos —como quien aumenta la gaseosa que compró en firme para después poder reponerla— ahora que ya sabes que el costo de reposición va a ser más bajo. De hecho, desde hace bastante tiempo hay editoriales que, respetando la Ley de precio único, bajan el precio de cinco o seis títulos que están levemente sobrestockeados y, un mes después, los devuelven al precio tradicional.
—Hablás de la ley del libro y el eslogan de la Fed es “Si lees hay un libro para vos”, pero este año incorporaron una variante: “Si lees hay una ley para vos”.
—Eso lo incorporó la Cámara Argentina de Librerías Independientes, es una movida de la CALI. La Fed arrancó la conferencia de prensa de este año diciendo que apoyaba la ley y, por ende, nuestra postura es muy clara. Yo estuve en el debate con Pablo Avelluto en Eterna Cadencia. Nuestra postura es cristalina. Pero esa movida fue de la CALI: buscaron la frase, imprimieron los afiches y los pegaron. Y a nosotros nos pareció genial.
—Pero la ley Bases no cambió la ley del libro.
—La ley sigue vigente. Lo que pasa es que hace poco corrió el rumor de que iban a volver sobre la desregulación y, por ende, todo el rubro volvió a expresarse a favor de la ley explicando que no hay por qué romper lo que efectivamente funciona.
—¿Cómo caracterizarías el éxito de una editorial en esta edición de la Fed? —Para mí, una feria que logra hacer un mes 13 de ventas es una gran feria. Esa es una definición que se adapta a todas las editoriales. Si tu editorial vende diez ejemplares por mes y en la feria —sea la que sea— vendés diez ejemplares, tenés un mes trece de ventas: es espectacular. Después, si la venta no te alcanzó para imprimir un libro, por ahí tenés mal tus PVP; por ahí no armaste bien tu escandallo. ///50Libros