(Noticias Argentinas). No es la primera vez que una biografía salta de los estantes de las librerías a la pantalla grande. Este es el caso del libro Máxima Zorreguieta. Madre patria (Emecé), de la periodista neerlandesa Marcia Luyten, en el que se basa la exitosa serie Máxima. A poco más de diez días de su estreno en la plataforma Max, el libro fue la valiosa materia prima para llevar a la pantalla chica los orígenes de la argentina más popular en los Países Bajos: Máxima Zorreguieta.
La serie, protagonizada por la actriz argentina Delfina Chaves —en la piel de Máxima—, y el neerlandés Martijn Lakemeier, que interpreta al rey Guillermo Alejandro; y dirigida por Saskia Diesing, Joosje Duk e Iván López Núñez, está basada en el libro de Luyten, que explora quién es esa mujer que enamoró al heredero al trono en los Países Bajos y que sacudió a la Casa de Orange y al mundo.
El libro de Luyten se publicó por primera vez en neerlandés en 2021, apenas unos días antes de que Máxima cumpliera 50 años. Pero recién llegó al mercado hispanohablante más de un año después, en diciembre de 2022. Para esta biografía no autorizada, la autora entrevistó a 132 personas muy cercanas a la reina consorte —que le guardaron lealtad y la mayoría de ellas optó por el anonimato y la confidencialidad—, viajó tres veces a Argentina y revela detalles inéditos sobre la infancia y juventud.
“Me sorprendió que Máxima era una niña revoltosa, agitada y con el correr del tiempo tuvo que recibir la disciplina de su madre”, decía Marcia Luyten hace dos años y agregaba, contundente: “Argentinizó la Corona. La Casa Real se volvió más llamativa, más extravagante”.
Marcia Luyten es escritora y periodista y se especializa en temas económicos y culturales. Su libro Het geluk van Limburg (La felicidad de Limburgo) fue un suceso editorial. Allí relata la gloria y la decadencia de una comunidad minera al sur de los Países Bajos y con él obtuvo numerosos galardones e, incluso, en julio de 2025 se estrenará una adaptación al teatro musical. Además, es presentadora de radio, columnista en De Volkskrant y autora de varios libros sobre África Central. Actualmente, Luyten prepara un libro sobre una colonia holandesa de caña de azúcar en Brasil en el siglo XVII.
Con Máxima Zorreguieta. Madre patria quiso indagar en la historia reciente de su país y, también en cómo la vida privada de Máxima está entrelazada con la historia de Argentina. Y ese es un gran despliegue que Luyten realizó con maestría. ¿Qué hizo que esta mujer argentina florezca de ese modo en una antigua corte europea a doce mil kilómetros de su hogar?, se preguntó Luyten durante la investigación. El camino no fue fácil ni directo.
Caótica, espontánea y carismática
«Máxima se siente cómoda en diferentes mundos. Adopta la coloración de su entorno de tal forma que a todos les parece natural que esté allí», escribió Luyten sobre el carácter de Zorreguieta y fue un paso más allá: la facilidad de adaptarse al entorno resultó crucial en momentos de cambios significativos, como cuando se mudó de Buenos Aires a Nueva York. Es una capacidad, según Luyten, «es un reflejo tanto de un talento innato como de una necesidad profunda de pertenencia«. Una necesidad, según explicaba Lyuten, que tenía que ver “con su lucha interna que tenía en su adolescencia”. En la biografía hace hincapié en cómo la educación estricta y el ambiente disciplinado en el que creció Máxima influyeron en su carácter.
Criada por una madre que «toleraba mal las imperfecciones» y que imponía altas exigencias, Máxima también aprendió desde joven la importancia de la disciplina y el orden, a pesar de su naturaleza más “caótica”. Durante su transición a la vida universitaria, mostró una determinación metódica y táctica para alcanzar sus objetivos.“Nunca le faltaron aspiraciones a Máxima”, dijo una de las fuentes de la investigación a Luyten.
“Las mujeres fuertes fueron la guía de Máxima en muchos momentos de su vida”, analizó la periodista y agregó: “Máxima Zorreguieta creció hasta ser una mujer que defiende los derechos de las mujeres”. En el libro, Luyten escribió una frase que da cuenta el peso de las figuras femeninas en su vida: “Como reina, se perfila como feminista”.
Pero hay algo más en la personalidad de Máxima que cautivó a todos los neerlandeses: su carisma. Luyten sostiene que la reina consorte heredó de su padre, Jorge Zorreguieta, la habilidad de moverse con confianza en diferentes círculos sociales y la capacidad para conectar con las personas. La biógrafa dice que Jorge tenía un «talento innato para la diplomacia social y para generar simpatía,» y que Máxima «aprendió de su padre cómo utilizar el carisma para abrir puertas y construir relaciones duraderas». Este legado familiar ha sido fundamental en su papel como reina, ayudándola a navegar las complejidades de la vida pública con gracia y facilidad.
“Ser natural y ser tan ‘latina’ le sirvió para adaptarse a una cultura y a un país completamente diferente porque la encontraban encantadora”, señaló Luyten. Incluso, el rey Guillermo Alejandro, su esposo, expresó públicamente su deseo de que Máxima no pierda su espontaneidad y su placer en la vida, indicando que estas cualidades son esenciales para su autenticidad y su rol en la monarquía: «Espero sinceramente que la nueva vida de Máxima no la lleve a restringir su espontaneidad y su placer en la vida. Esta mujer es única tal como es».
Entre alfajores de maicena y clásicos del cine
La infancia y la adolescencia de Máxima son el centro del libro, que hace foco en los detalles más pequeños pero interesantes sobre la argentina más neerlandesa. Así, por ejemplo, la autora exploró su paso por los prestigiosos colegios de la aristocracia argentina. El Maryland para el jardín de infantes, y el Northlands, la primaria y la secundaria. “Máxima no tuvo un verdadero novio durante los años del Northlands”, cuenta la autora y en el libro, una amiga dice: “Máxima era una mujer grande y de huesos fuertes”.
Luyten contó que desde pequeña, Máxima llamaba la atención. A los dieciséis años, ya era “alta, robusta, se veía lo fuerte que era: la mejor de la escuela en lanzamiento de bala”, se lee en la biografía. “El cuerpo grandote ensombreció esos años en los que empezaba a florecer su personalidad”,
La autora, a su vez, brindó una detallada rutina de un día cualquiera de semana durante la infancia y adolescencia de la mayor de los Zorreguieta. Desde la leche con chocolate, las tostadas con manteca y miel, hasta las prácticas deportivas y los alfajorcitos de maicena con dulce de leche preparados pro su mamá, Luyten describe párrafo a párrafo las rutinas cotidianas. Y “los viernes a la tarde, iban a menudo a Pergamino. Máxima siempre llevaba libros consigo”, cuenta la autora de la biografía.
Más datos: que amaba —y ama— los clásicos del cine de los cincuenta, sesenta y setenta. ¿Cuáles? Lo que el viento se llevó, de Scarlett O’Hara, La novicia rebelde, y la serie televisiva que más la conmovía era La familia Ingalls. “El acontecimiento televisivo que más la impresionó a Máxima en su niñez fue el Mundial de Fútbol 1978”, cuenta Luyten en el libro.
También que veraneaba en Pehuen-Có y en Brasil —y no en Punta del Este como toda la elite local—, que su primer caballo se llamó Tostada, que practicaba a menudo con el taco y la bocha para ver cómo le iba en el polo, pero que se destacaba en el esquí. Y eso continuaría hasta hoy. El libro, incluso detalla en las mascotas que Máxima y su hermano Martín tenían: un hámster, un canario que dejaban volar por el departamento, tortugas en el acuario.
“Los amigos y amigas de Máxima iban mucho a su casa. Todos recuerdan la calidez de una familia unida. En la casa había animación, alegría y muchas risas”, caracterizó Luyten, rasgos de esa espontaneidad que tanto cautivó a los neerlandeses desde el principio. La unión, la lealtad y esa chispa característica siempre formarían parte de su personalidad y uno de los “pases seguros” para la Casa de Orange.
¿Qué más? “Máxima Zorreguieta siempre fue fanática de Boca Juniors”, reveló Luyten, club que definió como “un sentimiento” y cercano a las figuras de Diego Armando Maradona y al pueblo. Quizá, otro elemento que la autora de la investigación emparentó con la popularidad que tanto caracteriza a Máxima.
“La noche antes de su boda, no paraba de llorar”
En Máxima Zorreguieta. Madre patria, Luyten dedicó extensos capítulos de la investigación a profundizar y comprender uno de los momentos más controversiales en la vida de Máxima, que captó la mirada del mundo: la prohibición de que su padre asistiera a la boda en febrero de 2002, por haber sido uno de los funcionarios de la última dictadura argentina.
«Era prácticamente imposible cerrar los ojos ante la dura represión que mantuvo a la sociedad bajo control», apuntó Luyten en el libro sobre la controversial figura del padre de Máxima. Y fue más allá al rastrear sus orígenes y cómo sin tener título académico, sin heredar tierras, se las arregló para llegar al consejo de la Sociedad Rural, hasta llegar a la Secretaría de Agricultura y Ganadería. Asociado a figuras como Jorge Videla y «tenía un alto cargo en el gobierno que le permitía informarse ampliamente acerca de los acontecimientos en Argentina», sostuvo la periodista.
La implicación de Zorreguieta en el régimen, vista como moralmente ambigua, afectó profundamente su reputación y la de su familia y se constituyó como una sombra compleja en la vida pública de su hija. “La noche antes de su boda, no paraba de llorar”, contó Luyten hace dos años. En el libro dijo que “en la familia Zorreguieta cuando alguien se iba de viaje y se despedía, siempre ponían el tema que Piazzolla compuso cuando murió su padre: Adiós, Nonino”, explicó la periodista en el libro y, aunque a Máxima no le gusta el tango —prefiere el flamenco español—, sus padres sí lo escuchaban en su casa. Y la lealtad a su familia, la expresó a través de una melodía ligada a todas sus raíces.
“Ambiciosa”, definió la periodista neerlandesa a la familia Zorreguieta, producto de haber reconstruido el árbol genealógico de Máxima. En las páginas de la biografía, Luyten entrelazó de manera sólida el contexto argentino para comprender la historia de vida de la reina consorte, desde sus tatarabuelos inmigrantes hasta llegar a su núcleo más íntimo.
Otro de los momentos más dolorosos de la vida de Máxima fue la muerte de su hermana menor, Inés. Al respecto, Luyten dijo: “Para Máxima fue devastador”.
La chispa del romance estaba ahí
«Máxima no llevaba mucho tiempo en Nueva York cuando recibió una invitación para un evento social importante», escribió Luyten sobre el día que conoció al actual rey de Países Bajos. Se trataba de una fiesta organizada por amigos en común, y Máxima si hay algo que disfruta son los encuentros sociales. Esta vez, venía de una relación amorosa fallida en la que su novio no había querido comprometerse.
Tanto la afectaba que, según reveló la biografía, recurrió al tarot para saber cuál iba a ser su destino en cuestiones del amor. A fines de los 90, Máxima Zorreguieta atravesaba un período en el que trabajaba y salía mucho, hasta altas horas de la madrugada. El dato es que se la veía “bastante deprimida”, de acuerdo al libro. Ella quería una relación seria.
“Maxi, creeme, lo dicen las cartas: vas a conocer a tu príncipe”, le dice Tristana, su amiga, a Máxima, según la narración de Luyten. Esa porteña carismática, metódica y destacada en su trabajo, no hallaba su lugar en Nueva York. Tampoco el amor.
«Desde el primer momento, hubo una chispa que fue evidente para todos los presentes», recordó la periodista neerlandesa en la biografía sobre esa noche de 1999 en Sevilla, donde esa argentina tan alegre y risueña conoció al -en ese entonces- príncipe heredero de los Países Bajos.
Desde su asunción, Máxima no fue una reina común. Su implicación en cuestiones sociales y su defensa de los derechos humanos y la inclusión financiera, entre otros temas, la cimentaron como una monarca activa y comprometida, sensible y espontánea. Todo lo contrario a la Corona.
El resto, Luyten lo contará en un siguiente volumen. ///50Libros